“Doctora: mi hijo camina mal y se cae constantemente”
Esta afirmación es uno de los motivos más frecuentes de consulta en ortopedia
infantil. La Prof. Dra. María Eugenia Boselli Baiardi, traumatóloga y ortopedista, explica
que los miembros inferiores pasan por una serie de procesos a medida que pasan los
años, ya que en algunos casos, durante la infancia, pueden sufrir ciertos cambios de
angulación, siendo estos de carácter fisiológico. Sin embargo, ante cualquier inquietud
de los padres es fundamental la evaluación, control y seguimiento de parte del profesional ortopedista.

“Ante esta consulta el ortopedista realiza una serie de preguntas a los padres: ¿cómo
se sienta?, ¿qué les llama la atención?, ¿desde cuándo notan el problema?, ¿alguien
más en la familia, entre hermanos o padres, caminó parecido?, ¿desde el nacimiento
notaron algún cambio en mejoría o empeoramiento?”, informa.
“Todas estas respuestas nos orientarán mejor. El siguiente paso es el examen físico,
verlos caminar y luego pasamos a la camilla a movilizar los miembros inferiores,
realizando algunas pruebas y, por último, se miden ciertos puntos anatómicos en
posición de pie. El interrogatorio y el examen físico orientan al ortopedista para
descartar procesos patológicos, como causa de las deformidades angulares”, menciona
la Dra. Boselli.
Además, comenta “los miembros inferiores durante la infancia pueden sufrir ciertos
cambios de angulación, en una vista frontal, siendo estos de carácter fisiológico. No se
presentan en todos los niños; en algunos casos son más notorios que en otros, por
ejemplo, algunos saltan la primera etapa y solo se nota durante la última”.
“Hablamos entonces de niños con piernas arqueadas, genu varo o conocido como
retyma karẽ y, por otro lado, se encuentran aquellos con genu valgo o retyma ñoki.
Son deformidades constitucionales que se producen en individuos normales
(desarrollo normal, sin signos displásicos, estatura normal, etc.) y, en su mayoría, la
deformidad tiende a ser moderada, bilateral y simétrica”, sostiene.
Correcciones espontáneas
La Dra. Boselli enfatiza “por lo tanto es frecuente y totalmente normal que un infante,
al iniciar la marcha y hasta los 24 meses aproximadamente, presente genu varo,
posteriormente endereza el eje. A los 36 meses aproximadamente es notorio el genu
valgo (hasta los 7 u 8 años de vida), en el que también se corrige espontáneamente el
eje adquiriendo ya el aspecto que le quedaría de adulto”.
“¿Cuál es la conducta que adquiere el ortopedista? Luego de esta explicación
compartida con los padres, el objetivo es calmar la ansiedad que muchas veces
presentan y con este conocimiento de deformidad constitucional o fisiológica,
realizamos la observación periódica acompañando el crecimiento y desarrollo
del niño a fin de controlar; se respetan los tiempos de corrección, las medidas tolerables y la
simetría que mantendrá la deformidad en fisiológica. Si algunos parámetros no se
están cumpliendo pueden aparecer diagnósticos diferenciales a los que el ortopedista
está siempre atento”, acota la doctora.
Alteraciones torsionales
“Los niños también pueden ‘caminar mal’ por alteraciones torsionales o rotacionales
de los miembros inferiores. La mayoría de las veces vemos que algunos caminan con
las puntas de los pies hacia adentro. Pero, ¿cuáles son las principales causas y en qué
niveles se encuentran? El primer motivo puede hallarse en las caderas, ya que los
niños pequeños antes de iniciar la marcha se sientan generalmente en W, esto es
sobre las rodillas dobladas y los pies a los lados de las nalgas. Esta posición tan cómoda
se debe a una torsión en rotación interna exagerada del fémur proximal. Si el niño no
corrige la posición para sentarse, esta torsión persiste en el tiempo”, refiere.
La doctora explica “el segundo motivo es la torsión tibial interna pronunciada, también
evidente en niños pequeños que naturalmente evoluciona hacia el neutro, y luego la
torsión tibial externa normal que debería posicionar a los pies en aproximadamente
20° apuntando hacia afuera”.
“El tercer motivo se encuentra en el pie y es diagnóstico de patología congénita
denominada metatarso varo, en la cual es el mismo pie el que se encuentra incurvado
hacia adentro; se observa el borde externo del pie convexo en vez de recto, como
debería ser”, indica.
Manejo ortopédico
La Dra. Boselli aconseja “un niño puede tener concomitantemente aumento de la
anteversión femoral y de la torsión tibial interna, por lo que el manejo es ortopédico,
corrección de la posición sentado, ejercicios, actividades físicas que favorecen la
corrección o necesitar (dependiendo de la edad y la falta de corrección) del uso de
dispositivos ortopédicos externos correctores”.
“En el caso del metatarso varo podría requerir tratamiento ortopédico o según la
gravedad de la deformidad pudiera ser necesaria la corrección quirúrgica”, finaliza la
profesional.
Nota publicada en la revista Niños & Adolescentes, del IPN.
Elaborada por DA Comunicación & Prensa.